jueves, 28 de julio de 2011

Rol,parte XLIV (Por Leti)

Unas semanas después de todo lo ocurrido en el capítulo anterior…
Ricardo entró en su camarote con suavidad pese a que tenía bastante prisa. No quería ser molestado por nadie y por eso se aseguró en cerrar la puerta bien usando su llave.
- Ya pensaba que no llegarías…
- Me han entretenido – contestó Ricardo sin darle la mayor importancia al asunto.
- Ya, como siempre- se dio la vuelta y mostró su rostro, tan decidido como siempre cuando hablaba con Ricardo. Acto seguido se sentó en la silla que estaba enfrente de la mesa del escritorio- Será mejor sentarnos, nos llevará rato- dijo a Ricardo señalándole su silla habitual.
- Muy bien, ¿para qué tanta prisa por hacer esta reunión? – se rascó la frente, estaba cansado debido a la sucesión de acontecimientos de las últimas semanas. Mantener las apariencias era crucial- ¿Algo va mal?
- ¡Mal, dice!- su rostro se convirtió en una sonrisa divertida- ¿de verdad, crees que podemos ir a peor?
Ricardo también sonrió. La verdad es que llevar la situación a peor era bastante fácil. Tenían que andar con pies de plomo. Todo podía ir a peor, él lo sabía y su interlocutor también, solo que él no tenía la tranquilidad y el temple del otro. Para Ricardo todo era bastante reciente.
- Sabes de sobra que sí- contestó el capitán- Ten en cuenta que me ha costado hacerme a la idea de todo esto y, lo peor, mentir y hacer como si todo fuese normal.
- Es necesario, ya te lo dije en su momento- dijo interrumpiéndole. Estaba bastante harto de las dudas de su oficial superior pero lo veía normal, aquel no estaba acostumbrado a mentir, en cambio, él lo había hecho durante años para sobrevivir.- Tenemos demasiados enemigos en nuestras puertas, demasiados- su rostro se ensombreció, se levantó de la silla y quedó de espaldas al capitán, mirando por el ojo de buey que daba al exterior. Hacía una mañana preciosa, eso le traía demasiados recuerdos.
- Lo sé, pero tenemos todo bajo control… o eso me aseguraste la otra noche- Ricardo ya no sabía en quién confiar, confiaba en él, no ciegamente, porque ¿de verdad te podías fiar de alguien a quién también logró engañarle a él mismo? Realmente, no podía. Solo pensaba en sus hijas, en ellas y en el resto de chicos.
- Tenemos a Gamboa, que desde siempre ha intentado apoderarse del barco…
- Sí…- no le gustaba que le recordase eso precisamente.
- Como iba diciendo- continuó, girándose hacia Ricardo, y mostrando sus bonitos ojos azules a contraluz- tenemos a Gamboa, a Julia, a Andrea y vete tú a saber si su hijo está metido también en el proyecto.
- Ya te he dicho que Julia…
- No debes confiar en ella, ha jugado muy bien su papel- exclamó acercándose al escritorio y apoyándose en él.
- Aun así, me cuesta creerlo, aunque tengas razón- Ricardo solo sentía tristeza ante estas afirmaciones. Tristeza y enfado, por supuesto.- ¿Cuando los vamos a capturar o a interrogarlos? De alguna forma, ellos no saben que nosotros lo sabemos, tenemos que aprovechar esa ventaja.
- Tenemos que esperar- cruzó los brazos y dio un fuerte suspiro a la vez que puso su mano sobre el hombro de Ricardo intentando animarle.
- No me gusta estar con Andrea solo para sacarle información, no creo que pueda mantener mas esta situación…- dijo mirándole fijamente.
- No te he pedido que hagas nada, solo eso y, ni siquiera puedes hacerlo…- su voz sonaba irónica y divertida- ¡qué voy a hacer contigo!- Hizo una breve pausa y sonrió. Se levantó del escritorio y quitó el cuadro donde tenía escondidos los papeles que había enseñado a Ricardo semanas atrás. Abrió la carpetilla y buscó una página en concreto. Un mapa náutico con unas coordenadas específicas. Colocando los papeles delante de Ricardo le señaló el punto donde tenían que ir- Aquí es.
- ¿Estás seguro?
- Llevo trabajando años en esto. Lo estoy- dijo firmemente y sin parpadear siquiera- Pero antes, ya sabes lo que tenemos que hacer…
- Sí, tenemos que encontrar el submarino que nos está persiguiendo, entrar en él y dañar sus aparatos de seguimiento…- el otro le interrumpió continuando la frase.
- Dañar sus aparatos de seguimiento y sus ordenadores principales, para que nosotros podamos llegar a la plataforma sin que nos puedan rastrear y reunirnos con los demás- meneó la cabeza- Un plan sencillo- bromeó.
- Claro. ¿Era esto de lo que me ibas a hablar verdad?- el otro asintió- ya pensaba que no llegarías al fondo del asunto- Ricardo se levantó y hablando en susurros se colocó delante de él- Pero aun tenemos que “reclutar” a gente.
- Supongo que Ulises y Julián ya están dentro del saco, aunque nos falta convencerlos. No quiero que sepan nada de mí, ya lo sabes.
- Lo sé, yo haré de cerebro de la operación y a ti no te nombraré, seguirás pasando desapercibido, no te preocupes por eso.
Parecía que hacía dos días, y no semanas, cuando le contó toda la verdad acerca del proyecto, del proyecto Alejandría, y del otro grupo, que básicamente eran, en su mayoría, los científicos que se habían negado a continuar en él y a “matar” a toda la humanidad si salía mal. Aunque habían intentado que la puesta en marcha del acelerador de partículas no se llevase a cabo, no habían tenido otra posibilidad y no pudieron contenerla. Incluso cuando Roberto le contó que el novio de Julia, Philippe estaba con él, que ese era su contacto dentro del submarino y que había tenido que fingir y parecer de parte del proyecto Alejandría cuando en realidad estaba con Roberto y, por ende, con Ricardo.
- ¿Pero cómo vamos a entrar en un submarino sin que nos vean y encima alterar sus comunicaciones?- dijo Ricardo, ya que esa pregunta la llevaba pensando desde hacía tiempo.
- Pensándolo mejor, no tenemos que entrar en él, basta con deshacernos de las personas que están con nosotros y son sus… espías.
- Cuando hablas así, parece mentira que seas tú y, aunque sé que no lo dices enserio…- Roberto esbozó una media sonrisa y prosiguió.
- Ya sabes, que cuando decía “deshacernos” me refería a “confinarlos” en una habitación sin que salgan de ahí- Se acercó a la mesa de Ricardo y, cogiendo los papeles del proyecto, los volvió a guardar detrás del cuadro como si no hubiera pasado nada.- Y bueno, volviendo al tema, cuando antes he dicho “tenemos que esperar” me refería a esperar un par de días, tú sabes.
Ricardo no podía creer que en momentos así, siempre estuviese bromeando, siempre, como si todo se tratara de un juego de niños.
- Entonces, ¿por quién empezamos?- Ricardo no quería que dijese “Julia”, aunque ahora la odiaba profundamente, no podía evitar sentir simpatía hacia ella.- Nos va a ser difícil tener a la tripulación de nuestro lado sin decirles el porqué de lo que hacemos.
- Ya contaba con eso. Simplemente, les podemos contar una parte de la verdad – contestó tranquilamente y casi sin inmutarse. Pero siempre en susurros.
- Les contaremos la verdad sobra Gamboa y que Julia y Andrea le han estado ayudando…
- Exactamente- dijo sonriendo.
En ese momento alguien golpeó la puerta del camarote del capitán e intentó abrir. Viendo que no lo consiguió siguió llamando.
- Capitán, abra la puerta- dijo la inconfundible voz de Salomé- ¡Ricardo!
Ricardo hizo un gesto a Roberto para que se escondiera detrás de la puerta y, cuando este lo hizo, sacó la llave y abrió la puerta del camarote.
- ¿Ocurre algo?- preguntó Ricardo con cara de no haber roto un plato. Mantenía la mano firme sobre la puerta de forma que, aunque Salomé empujara para pasar, ésta no cediese y se abriese completamente.
Ante la pregunta de Ricardo, Salomé entornó los ojos.
- Estoy buscando a Burbuja, ¿le has visto?
- Mmm , creo que lo vi andando hacia la sala de máquinas, pero no me hagas mucho caso.
- Yo no sé lo que voy a hacer con él- dijo Salomé sonriendo y encaminándose hacia la salida de los dormitorios, lo más seguro, en busca de Burbuja.
Ricardo cerró la puerta, agachó un poco la barbilla y respiró profundamente.
- Deberías contárselo a Salomé, lo ha pasado muy mal por ti.
- Si no se lo cuento, es por su bien.
- Ya, pero alejar de ti a las personas a las quieres no es la mejor opción.
- Es las más segura para ellos- Burbuja no pudo evitar pensar en Mari Mar, a la que dejó años atrás para protegerla y así, alejarla de él y de todo lo que tuviera algo que ver con el proyecto. Ahora estaba muerta, como tantas otras personas.- B.. bbuue…nno, ss..ss..sserá m..mme..ejjor que mee vv..aya- dijo burbuja con su tartamudeo habitual.
- Entonces, mañana empezamos con el plan, intentando que la tripulación sepa lo menos posible- Ricardo se encaminó a su escritorio, pero no se sentó.
- Es mejor que esta noche hables con Julián y con Ulises. Pero recuerda, no cuentes nada más de lo necesario. Ya sabes que con Julia, Ulises tendrá… digamos… dificultades para aceptarlo. Pero no más de las que tuviste tú. Enséñale algunos papeles si es necesario. Pero solo los necesarios.
- Mañana los cogeremos a los cuatro y los encerraremos en la sala de máquinas y así…- Roberto le interrumpió.
- Es mejor tenerlos encerrados pero por separado, y también, interrogarlos por separado. Recuerda, siempre por separado- dijo, haciendo énfasis sobre todo en esta última frase.
Burbuja se acercó al picaporte y, haciendo un gesto de despedida a Ricardo, entreabrió la puerta, comprobó que no había nadie y salió por ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario