martes, 19 de julio de 2011

Rol, parte XXXIV (por Silvia)

Al día siguiente...
Por el pasillo bien temprano, aún todo el mundo dormía, Julia algo disgustada por su actitud de adolescente inmadura está decidida a hablarlo con el Capitán que supone estará durmiendo placidamente cuando de repente se lo encuentra en el pasillo.
-Ricardo, buenos días, andaba buscándote – Julia radiante de felicidad.
-Si, yo también Julia, tenemos que hablar – Ricardo algo más serio que ella.
-Si, si exactamente eso pensaba yo, ¿vamos al club para estar más cómodos? –tocándose un mechón de pelo.
-No, no descuida, aquí mismo estamos bien – sin cavilar.
-Como quieras, pero empieza tú Ricardo –algo confusa por la sobriedad del capitán.
-Está bien, yo quería hablarte de Andrea, ya no hace falta que compartáis camarote, es muy injusto que tú y tu pareja no podáis dormir juntos por ella y... – siendo cortado por Julia a mitad.
-No, no si yo... – sin poder continuar al proseguir su discurso Ricardo.
-Y el caso es que he pensado que puede dormir en mi camarote a fin de cuentas ella y yo tenemos algo por así decirlo, aun no es oficial pero... digamos que siendo los últimos supervivientes del mundo un simple beso es más que nada y he decidido empezar con ella una relación –siendo tajante al final sin dejarse impresionar por la cara de Julia al escuchar la noticia.
-¿Cómo? – sin entender nada quedándose boquiabierta.
-No se alegra doctora, ¡el barco está llenándose de parejas! – ironizando.
-Si, claro, felicidades Capitán, me alegro mucho por vosotros... – fingiendo alegría con una falsa sonría que escondía sus verdaderos deseos de llorar, lo había echado todo a perder.
-Bien, en ese caso, dime que tenías que decirme rápido por favor que me gustaría comunicarle a Andrea esto cuanto antes.
-No, nada era una tontería, ya se me ha olvidado, me voy al laboratorio que tengo trabajo – desganada en su contestación.
-Perfecto, que tenga buen día Julia... –viendo como cabizbaja el amor de su vida de alejaba pero no podía hacer otra cosa, a fin y al cabo Andrea era muy atractiva, simpática, una gran amiga y además su hijo pensaba que ambos estaban juntos y... no, no podía decepcionarlo bastante mal lo había pasado toda su vida porque el desgraciado de su padre era un patán que día si y día también estaba borracho por las esquinas algo que Pablo no sabía mejor que pensase que murió con honores.

Minutos después en el camarote de Julia Wilson...
-Entonces, ¿quieres intentarlo Ricardo? Julia no...
-Andrea entre Julia y yo nunca ha habido nada ni lo habrá, ella es feliz con su polizón y yo quiero empezar a serlo contigo y que junto a Ainoa, Valeria y por supuesto Pablo seamos una familia.
-Entonces no tengo más dudas, ahora mismo recojo mis cuatro pertenencias para irme a vivir a tu camarote cariño – depositando un lento y apasionado beso en los labios de Ricardo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario