miércoles, 25 de mayo de 2011

Rol, parte XV (por Silvia)

Media hora después...

Ricardo se despertó sobresaltado y se dio cuenta de que no estaba solo. Encima de él abrazado a su cuello Julia Wilson dormía plácidamente. Con una sonrisa picarona la miró y después miró el reloj, era tarde debía ir al puente de mandos además le urgía ir al lavabo. Con cuidado intentó apartar el brazo de Julia y levantarse pero ella aún dormida se apretujó más a su cuello, Ricardo intentó separarla para levantarse y nada, por más que intentaba todo tipo de maniobras no se despertaba y ya no aguantaba más sin ir al baño, sin querer como un acto reflejo torpemente la y Julia se despertó de repente.

-Lo siento, lo siento – replicó el capitán.
-No pasa nada – sonriéndole dulcemente - ¿qué ha pasado?
-Eh, nada solo...nos hemos quedado dormidos con tanto trabajo. No era mi intención...
-En serio todo está bien, estábamos muy cansados y... – incorporándose y acomodándose un poco el pelo.
-Eh bueno, vamos a seguir la faena.
-¿Cómo?
-Que tenemos trabajo usted en la enfermería y yo en el puente de mandos –dijo avergonzado.
-Tutéame o me enfado y no te dejo salir de aquí hasta que lo hagas –cogiendo su portátil.
-Si, si perdón. Voy al baño un segundo – cerrando al puerta tras de si.

Mientras Julia Wilson se puso a recoger su portátil y papeles.

-¡Ya estoy! - acercándose a la puerta Ricardo e intentando abrirla - ¿Has cerrado la puerta para que te tutee, en serio? - Brillándole los ojos.
-¡No! ¿cómo que está cerrada?.
-Ah, pues no sé, mira está como atrancada.
-¿Y las llaves? ¡Ay dios! ¡Qué soy claustrofóbica! – poniéndose nerviosa.
-No te preocupes Julia ¿sí? -abrazándola mientras pedía ayuda a gritos que les abriesen.
-Gracias Ricardo.
-De nada.
-No en serio, siempre estás ahí apoyándome y yo nunca te lo agradezco, soy una idiota.
-No digas eso Julia, tú no eres una idiota tú eres, eres perfecta – mirándole a los ojos.
-Que va soy una tonta. Venga cuando salgamos de aquí te invito a cenar ¿vale capitán?
-¿En serio? ¿Quieres cenar conmigo?
-¡Si! ¿Por qué no? Eres muy simpático y... – acercándose más a él.

-¡Ya está! Capitán que alguien os había encerrado por fuera – dijo Ulises con una sonrisa en la boca que engatuso a la doctora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario