domingo, 7 de agosto de 2011

Rol,parte XLVIII (Por Nago)


No, no pasa nada, estabamos estrechando los lazos-dijo Ulises abrazando y guiñando un ojo a su padre mientras Julia seguía su camino.

No, tiene que haber una explicación para todo esto, dijo Ulises en voz alta intentando desahogarse.

Sobre Gamboa me puedes decir lo que sea que te creo, conozco de sobra su carácter y sé por experiencia que es capaz de hacer cualquier cosa, y con Andrea siempre he tenido mis dudas, nunca me ha parecido una persona de fiar, pero Julia, no, no me entra en la cabeza, yo estuve con ella la noche que intentábamos saber si aquel aparato que estaba en las cajas de la bodega era una bomba, y ví su reacción de ponerse a llorar desconsoladamente sólo de pensar que el trabajo de tantos años y para el que tanto se había esforzado pudiera ser algo malo. Tengo que descubrir la verdadera relación de Julia con todo esto- dijo Ulises y se marchó, no sin antes confirmarle a su padre que podían contar con él.

Mientras tanto a pocas millas de allí

No es posible que haya perdido un regalo tan valíoso para mí –se decía Philippe

He buscado por todas partes y no he podido encontrar el reloj que me regaló Julia por nuestro primer aniversario- se repetía Philippe mientras pensaba que sólo una persona había entrado y salido de allí en los últimos días

Julia es demasiado inteligente para no darse cuenta de que es imposible que Gamboa haya estado a la deriva tanto tiempo, y si reconoce el reloj, atará cabos y pensará que puedo estar vivo y que la he traicionado y lo último que quiero es hacerla sufrir- se lamentaba Philippe

De vuelta al Estrella Polar

Julia estaba en su camarote mientras pensaba en la amenaza de Andrea, no esta vez no pienso ser una cobarde-se dijo a sí misma

Aunque habían acabado mal, todavía recordaba aquella noche en la que había podido dormir junto a Ricardo y lo mucho que había disfrutado, curiosamente gracias a la aparición de Andrea, a la cual en este momento no le podía permitir que hiciera ningún daño a Ricardo o a Valeria, les quiero demasiado-pensó

En ese momento tocaron a la puerta y Julia salió de su ensimismamiento y fue a abrir.

Hola, mi papá está hablando con Andrea de cosas de mayores y me ha pedido que venga contigo-dijo Valeria mientras a Julia se le dibujó una sonrisa en el rostro.

Claro, pasa-le dijo la doctora mientras le abrazaba y le daba un dulce y tierno beso.

Me cuentas un cuento?- le dijo Valeria mientras le contaba que su papá no había querido que Andrea terminara de contarle uno.

Julia, tras interpretar las palabras de la niña como un deseo por parte de Ricardo de que no estuviera mucho tiempo con Andrea, le empezó a contar uno mientras le hacía cosquillas y carantoñas a las que Valeria respondió con unas sonoras y divertidas carcajadas.

Después de un rato de juegos y risas y tras escuchar colorín –colorado, Valeria se quedó profundamente dormida y Julia la acostó en su cama.

Qué le estará diciendo Ricardo y qué excusa le pondrá la zorra asquerosa esta- pensaba Julia mientras se lavaba los dientes y era devorada por la impaciencia y las ganas de escuchar la conversación.

No puedo más –pensó y tras dar un beso y arropar bien a Valeria, salió del camarote. Se acercó al camarote del capitán y pudo escuchar parte de la conversación, y al comprobar que Andrea no conseguía envolverle en sus redes, se marchó satisfecha a su camarote a dormir junto a la pequeña Valeria.

Un rato después, Ricardo salía del camarote , "Voy a dar un beso a Valeria y a tomar un poco el aire", lo necesito-dijo Ricardo todavía pensando en lo mentirosa y manipuladora que había resultado ser Andrea.

Al entrar en el camarote de Julia, “Necesito darle la oportunidad de explicarme todo en privado”-pensó Ricardo viendo la escena más tierna que pudiese imaginar y recordando que también le había ayudado enseñándole la foto que Andrea quería ocultar.

Entonces, se dirigió hacia el lugar de la cama donde dormía Julia y con mucha delicadeza, le despertó. “Necesito hablar contigo antes del amanecer”-le dijo

Julia aceptó la propuesta sonriente, “Vamos a cubierta,allí estaremos más tranquilos”- le sugirió agarrándole de la mano y saliendo del camarote cerrando la puerta con suavidad.

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