lunes, 3 de octubre de 2011

Rol, parte LXIX (69) por Leti

Era noche cerrada, estaba todo escuro salvo la tenue luz de la luna y el silencio era el rey de toda aquella tranquilidad. Dos hombres de negro se subieron al Estrella Polar sin ser vistos. Les acompañaba otro más pero no subió con ellos al barco, sino que se quedó esperando en su pequeña embarcación a menos de media milla de allí y permanecía a la espera de órdenes de éstos con un walkie.
Un marinero de la tripulación los descubrió, pero el mas corpulento de los dos le dio una pequeña descarga eléctrica para tumbarlo. Una vez desmayado lo escondieron detrás de una tabla de madera.
- Il faut aller vite - dijo Matthieu en un susurro casi imperceptible y con su marcado acento francés, que traducido al español sería algo así como: “tenemos que darnos prisa”. El otro asintió y siguieron su camino intentando esquivar a los pocos marineros que estaban haciendo guardia.

Mientras tanto, en el Estrella Polar…

Julia se estaba arreglando para acudir a la cena con el capitán. Le hacía mucha ilusión, porque después de todo lo que había pasado, le gustaba que aun confiase en ella. Eso significaba (o al menos eso pensaba ella) que él sentía algo por ella, que lo seguía sintiendo.
Se había puesto su vestido color beige que tan bien le sentaba. Le caía por encima de la rodilla y hacía contraste con su pelo castaño que caía con gracia por debajo de los hombros. Mientras se empezaba a maquillar, vio como se movía el picaporte de la puerta de su camarote pero sin éxito de apertura, ya que había cerrado su puerta con llave. Si alguien quería entrar, primero que fuese educado, que llamase por lo menos.

Los hombres de negro…

Matthieu tuvo que dejar que su compañero siguiera solo para distraer a dos marineros que le habían visto. Así que el otro consiguió llegar a su destino pero con dificultad. Intentó abrir la puerta del camarote, pero estaba cerrada por dentro. Forzó la cerradura y empujó un poco la puerta hasta conseguir abrirla y meterse rápidamente dentro sin que nadie lo viera.
Julia al verlo se quedó perpleja, no podía creer lo que veían sus ojos. Iba completamente vestido con traje de neopreno, menos la cabeza que mostraba una mirada de alerta y a la vez de complicidad, su pelo castaño despeinado y su sonrisa…
- ¡Julia!- dijo con alegría Philippe- te he echado mucho de menos, no sabes cuanto pero… no tengo mucho tiempo.
- Philippe - este la iba a abrazar pero ella lo rechazó con un “suave” empujón- ¿se puede saber qué es lo que haces aquí?¿creía que estarías muerto….- Julia recordó el mesaje de móvil que él le había enviado semanas atrás: “Julia, estás en peligro. No te fíes de nadie, y menos de quien creías que eran tus aliados. Tú tienes la decisión en tus manos. Correr el riesgo, o ponerte a salvo".
- He intentado ponerme en contacto contigo por otros medios, por móvil ya no he podido, vigilan demasiado las comunicaciones y ahora…
- No me lo puedo creer… estás vivo- Julia no aguantaba más y empezó a llorar un poco, pero Phillipe la abrazó y esta vez ella no se resistió.
- Ahora no estamos en el submarino, un grupo de nosotros nos hemos trasladado a un barco, sino no podría haberme escapado y venir aquí- hizo una pausa y se separó un poco de ella- Julia, sabíamos que ibais a abordar el submarino, Andrea nos avisó- Julia movió la cabeza, realmente, no le extrañaba nada que hubiese sido Andrea- y tenía que decíroslo, no podía permitir que os capturasen…
- Lo se Phillipe – Julia se alegraba mucho de verlo, demasiado. Tenía muchas preguntas que hacerle pero no estaba segura de cómo empezar.
Después se acordó de la cena con el capitán y de que a pesar de que quería a Ricardo, aun sentía algo por Philippe. Aunque no quería que supiese sus dudas con respecto a su relación con él.
-          Tengo que irme ya, algunos nos han visto y la tripulación se habrá empezado a dar cuenta – Se acercó a ella – Estás preciosa.
-          Tengo una cena con el capitán dentro de media hora- esa respuesta le sorprendió.
-          ¿Con Ricardo Montero? Veo que te lo estás ganando…
-          Se ha portado muy bien conmigo y tenemos una relación de amistad muy buena- contestó para quitarle importancia al asunto- pero si llego tarde…
-          Sí, de todas formas me tenía que ir ya – se acercó a ella y se besaron apasionadamente durante unos segundos, cuando terminaron le acarició el mechón de pelo que le caía sobre la mejilla izquierda – Y recuerda, que tienes que tener cuidado, no puedo estar aquí para protegerte de Andrea y Gamboa – Philippe pensó en Roberto, pero por orden de este no podía contárselo a nadie, ni siquiera a Julia. Se acercó a la puerta, la abrió y se fue.

Julia se sentó en su cama, estaba demasiado nerviosa, pero se recordó a si misma su cena con Ricardo. En ese momento no tenía ganas de cenar con nadie pero sabía que se lo pasaría bien.

Mientras, en el puente de mandos y en cubierta…

Julián había cogido un arpón y disparado sobre uno de los dos hombres con traje de neopreno antes de que estos saltaran al agua. No quería avisar a Ricardo aun, sabía que iba a cenar con la doctora y cuanto menos supiera de lo que acababa de pasar, mejor. Ya se lo contaría después. Esos hombres iban armados y eran peligrosos. Uno de ellos había tumbado a varios marineros y, cuando Julián había pedido que los buscaran por el agua, ya era demasiado tarde. No se veía ni un alma en el agua, tenían una embarcación preparada para recogerlos, eso seguro.

En el bote…

Philippe estaba herido en el hombro derecho, la punta del arpón le atravesaba por un lado y salía por el otro. No podían subir al barco así por lo que pidió a Matthieu que se lo sacara. Tenían que volver al barco, sin levantar sospechas. Ya se lo curaría una vez allí. En ese momento se desmayó. Su herida era más grave de lo que parecía.

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