-Julia, el otro día me porté fatal, y lo siento pero... me gustas y no quiero que lo dejemos, acabamos de empezar y... –explicaba Ulises
De repente Julia se tiró a sus brazos y empezó a besarlo y este siguió el beso apasionadamente.
En la puerta con cara de pocos amigos y el corazón roto, Ricardo empezó a llorar en silencio sin evitar contener esa rabia que le daba porque el niñato ese el que le decía que tal y cuál le había quitado a la chica de sus sueños. Enfadado se giró y se fue al puente de mandos olvidándose de la cena y no volviendo a pensar en Julia en toda la tarde.
-Bueno, ¿y que hacemos esta noche? .preguntó Ulises.
-Yo he quedado con el capitán en una cena informal –le aclaró Julia.
-Ese tio va tras de ti Julia...no quiero que vayas, estamos juntos ¿no? – Ulises.
-Ulises, Ricardo es mi amigo y le debo una cena, ¿no me digas que estás celoso?
-No, como ibas a estarlo, es imposible que estés enamorada de él estando con alguien como yo, más guapo, más buenorro... – dijo Ulises besando a Julia mientras está asentía dubitativa y olvidándose del tema para no intentar aclarar sus sentimientos que ni ellos sabían si lo estaba o no...
A la noche...
Dando vueltas con un radiante vestido plateado por encima de las rodillas y una preciosa melena suelta y ondulada, Julia miraba a su reloj preocupada pues el capitán no llegaba; indignada se dirigió a su camarote a buscarle pero no le encontró, buscó en el comedor, el club el puente de mandos y nada, se decidió a salir a cubierta y allí estaba viendo anochecer mientras sostenía un cigarrillo.
-No sabía que fumaba Capitán, y no me diga que le tutee porque me ha dejado plantada.
-Ah la cena, bueno como te reconciliaste con Ulises no pensé que fueses a ir – dijo en tono pasota.
-¿Me das una calada capitán? – sonrió Julia.
-Si, claro –dijo bajando la mirada para extenderle la mano con el cigarro cuando se quedó boquiabierto mirando lo espectacular que iba - Estás preciosa.
-Ya pero el tio con el que había quedado tenía mejores planes en cubierta...
-Ese tio es un idiota por dejarte plantada.
-Lo sé, pero está arrepentido es lo que importa – mirando a Ricardo a los ojos y sonriéndole con la mirada.
De repente Julia se tiró a sus brazos y empezó a besarlo y este siguió el beso apasionadamente.
En la puerta con cara de pocos amigos y el corazón roto, Ricardo empezó a llorar en silencio sin evitar contener esa rabia que le daba porque el niñato ese el que le decía que tal y cuál le había quitado a la chica de sus sueños. Enfadado se giró y se fue al puente de mandos olvidándose de la cena y no volviendo a pensar en Julia en toda la tarde.
-Bueno, ¿y que hacemos esta noche? .preguntó Ulises.
-Yo he quedado con el capitán en una cena informal –le aclaró Julia.
-Ese tio va tras de ti Julia...no quiero que vayas, estamos juntos ¿no? – Ulises.
-Ulises, Ricardo es mi amigo y le debo una cena, ¿no me digas que estás celoso?
-No, como ibas a estarlo, es imposible que estés enamorada de él estando con alguien como yo, más guapo, más buenorro... – dijo Ulises besando a Julia mientras está asentía dubitativa y olvidándose del tema para no intentar aclarar sus sentimientos que ni ellos sabían si lo estaba o no...
A la noche...
Dando vueltas con un radiante vestido plateado por encima de las rodillas y una preciosa melena suelta y ondulada, Julia miraba a su reloj preocupada pues el capitán no llegaba; indignada se dirigió a su camarote a buscarle pero no le encontró, buscó en el comedor, el club el puente de mandos y nada, se decidió a salir a cubierta y allí estaba viendo anochecer mientras sostenía un cigarrillo.
-No sabía que fumaba Capitán, y no me diga que le tutee porque me ha dejado plantada.
-Ah la cena, bueno como te reconciliaste con Ulises no pensé que fueses a ir – dijo en tono pasota.
-¿Me das una calada capitán? – sonrió Julia.
-Si, claro –dijo bajando la mirada para extenderle la mano con el cigarro cuando se quedó boquiabierto mirando lo espectacular que iba - Estás preciosa.
-Ya pero el tio con el que había quedado tenía mejores planes en cubierta...
-Ese tio es un idiota por dejarte plantada.
-Lo sé, pero está arrepentido es lo que importa – mirando a Ricardo a los ojos y sonriéndole con la mirada.
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