lunes, 14 de noviembre de 2011

Rol, parte LXXXIII (por Nago)

Mientras caminaban por el estrecho pasillo, se oía refunfuñar a Julián.

Salomé que ya estaba bastante nerviosa, se dio la vuelta con cara de pocos amigos, como indirecta para Julián, que después de eso le siguió en silencio hasta el puente de mando.

Al llegar allí, se dieron cuenta que Ricardo no estaba.

Ricardo, ven al puente de mando, por favor –le dijo Julián mientras hablaba a través del walkie-talkie con mucha impaciencia por saber qué era lo que tenía en ese estado a Salomé.

Voy enseguida-dijo Ricardo que se encontraba en la sala de máquinas haciendo las revisiones rutinarias del funcionamiento de todas ellas para tener la mente ocupada y no pensar en Julia.

Si bien en un principio Salomé pensaba contarle a Ricardo que había descubierto la razón por la que Julia le rechazaba a pesar de quererle con toda su alma, en el tiempo que transcurrió hasta la llegada de Ricardo, decidió contarle únicamente sus últimos descubrimientos sobre las verdaderas intenciones de Gamboa, al igual que a Julián.

Si Ricardo llega a saber que Gamboa amenaza a Julia y por eso ella niega lo que tanto sus ojos como su corazón dicen a gritos, podría ocurrir cualquier desgracia en la que saldrían perjudicados todos menos Gamboa, de eso estaba segura.

Ricardo, Julián, hoy he podido comprobar cuáles son las verdaderas intenciones de Gamboa- les contaba Salomé respirando entrecortadamente al recordar la situación vivida y mientras ambos hombres le miraban fijamente con miedo y curiosidad.

Mientras Salomé termina de contarles sus últimos descubrimientos sobre Gamboa, en uno de los camarotes del Estrella Polar.

No puedo seguir así, no lo resisto más –se decía Julia llorosa mientras se miraba fijamente en el espejo del baño

Cada vez que me cruzo con él, que posa sus ojos en los míos, siento que mi corazón se desboca y se rompe en pedazos al mismo tiempo al sentir su tristeza y su incomprensión, y al no poder disfrutar de sus sonrisas, que siempre consiguen alegrarme el día, y de sus cálidos abrazos que tanta protección y serenidad me brindan-pensaba Julia ensimismada.

Tengo que conseguir mandar una señal de lo que me ocurre sea como sea- se dijo Julia con firmeza y decisión.

De vuelta en el puente de mando

Salomé ya ha terminado de exponerles la situación y Julián, parece más tranquilo y satisfecho.

Voy a hablar con Ainhoa, tengo que decirle que extreme las precauciones con Gamboa y contarle lo sucedido-dijo Ricardo mientras Salomé se ofreció a acompañarle y salió detrás de él con la clara intención de quedarse a solas con él, sin que Julián sospechase nada.

Mientras se dirigían al camarote de Ainhoa

Voy a pasar por la cocina para llevarle algo dulce para que pueda pasar el susto, acompáñame un momento –le dijo Salomé a Ricardo

Sólo quería que sepas que a pesar de todo, Julia te ama con toda su alma y haría cualquier cosa por ti, no lo olvides nunca, pase lo que pase-le dijo Salomé mientras cogía lo que había ido a buscar y salía por la puerta seguida de Ricardo.

Cuando terminaron la conversación con Ainhoa, ambos salieron satisfechos del camarote y Salomé, que se había dado cuenta de que los ojos de Ricardo estaban posados en la puerta del camarote de Julia, consiguió alejarse de allí y dejar que sus palabras y el profundo amor que sabía que existía entre ellos pudiesen hacer el resto.

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