domingo, 26 de febrero de 2012

Rol, parte XCVI (por Leti)

Llevaba horas levantado, organizando y ayudando a ponerlo todo en orden. Después de lo que había pasado, los ánimos de la tripulación no estaban muy altos y sus jefes estaban más impacientes que nunca. Él solo recibía órdenes y, como buen militar, siempre las cumplía aunque en ocasiones le hubiera gustado revelarse contra ellos. Sabía que no podría ganar. 

Después del accidente del acelerador de partículas había perdido a toda su familia y lo único que le quedaba era su trabajo y sus compañeros. Aquellos que en cualquier momento que se descuidase, le clavarían un puñal por la espalda. Él era experto en las comunicaciones del submarino y también se encargaba de “las otras misiones” que le encomendaban. 

La situación se había vuelto muy tensa estas últimas semanas, desde el secuestro de Salomé, simplemente para conseguir tener a los del Estrella Polar a su completa disposición. Más tarde fue la pequeña Valeria la secuestrada y, por mucho que a él no le hiciese gracia su padre, la niña no se merecía aquello. Después de lo ocurrido, habían conseguido el mejor rehén que podrían soñar: Julia. Ella tenía todas las claves para encontrar aquella isla. Sus jefes (y también él) tenían la certeza de que le conseguirían sonsacar esa información tan valiosa. 

Víctor siguió caminando sumido en sus pensamientos por el largo pasillo hasta que llegó a la sala de armamento.

-Aquí tienes- dijo un suboficial a la vez que le tendía una Colt del calibre 45.

Víctor la tomó y comprobó el cargador. Cuando salió de la habitación paró durante unos segundos y esbozó una media sonrisa de tristeza. En ocasiones como esta, aborrecía su trabajo y las órdenes, sobre todo eso.

Acto seguido continuó su marcha hacia la sala de interrogatorios.

Mientras tanto, en el Estrella Polar…

Hacía apenas un día desde que Julia no estaba con ellos. La tripulación parecía mucho más calmada, pero solo eran apariencias. Sabían lo mal que lo estaba pasando el capitán y no querían meter más leña al fuego.

La enfermería estaba a rebosar, la más grave era Estela que, tras el disparo en su pierna derecha, Salomé había sido la encargada de sacarle la bala y de curarla. Por ahora, estaba fuera de peligro.

-Ricardo, leches, tranquilízate ya hombre- vociferó Julián a su amigo cogiéndole del brazo derecho y obligándole a retroceder.

-Tenemos que ir a rescatarla Julián, yo no puedo…. Tengo que ir a salvarla- Ricardo tenía los ojos vidriosos por la rabia y emoción que sentía al no poder, al sentirse tan impotente tras la marcha de Julia.- ¡Dime una cosa Julián! ¿Cómo estabas tú tras el secuestro de Salomé, eh? ¿Cómo estabas?

-Ricardo- contestó su amigo con una serenidad extraña en él- tienes que tener la mente fría. Toda la tripulación depende de ti- De la Cuadra le pasó una mano por los hombros y le dio unas palmaditas en la espalda, para animarlo- Piénsalo, Ricardo. Se han llevado a Julia, sí. Pero es la persona más valiosa para ellos joder, ¡seguro que la tratan mejor que a una reina!

-No me fío de ellos, me da igual lo que digan, lo que pidan o lo que quieran de ella. Quiero a Julia de vuelta- le propinó un pequeño empujón a Julián y consiguió separase de él. Así Ricardo pudo continuar preparando la zodiac.

Julián lo miró con desdén y movió ligeramente la cabeza negando a ambos lados. Ricardo tenía que hacer algo para mantenerse ocupado y no pensar. Ellos no tenían ni la más remota idea de dónde podían tener a Julia presa. Ricardo tenía que ir aceptando que la habían perdido a no ser que se dignasen a llamar para hacer una negociación. Cosa que De la Cuadra dudaba.

De vuelta al submarino del Proyecto Alejandría

Víctor observaba a través del espejo, como Julia se negaba a responder a las preguntas que su compañero, le hacía. Julia tenía los ojos vidriosos pero, a pesar de todo, se mantenía firme y se negaba a responder.

Sus órdenes eran bien claras, acabar con ella si ésta seguía negándose a cooperar. Víctor suspiró, y miró la Colt que tenía entre las manos. Un buen soldado siempre acataba las órdenes. Después no habría vuelta atrás. 

Guardó la pistola y la sujetó en su cinturón, a su espalda. Esperó durante unos momentos a que su compañero saliese de la sala de interrogatorios y, cuando lo hizo, entro él. La expresión de Julia permanecía impasible salvo su mirada, que desprendía un profundo odio y repulsión hacia él.

-Deberías haber cooperado con nosotros… Mucho mejor te habrían ido las cosas.

-No pienso ayudaros en nada. ¡No sé donde está la isla y, aunque lo supiese, jamás os lo diría!

-Una lástima que resultes tan poco convincente. ¿Sabes lo que le pasa a la gente que no coopera, verdad? Creo que ya estuviste en una experiencia parecida antes de todo esto- Víctor entrecerró los ojos. Había leído su historial y sabía que tiempo atrás Julia se había negado a continuar en el proyecto y, por lo tanto, estuvo a punto de ser eliminada.

Se alejó poco a poco de la mesa y cruzó la distancia que lo separaba de Julia hasta situarse a su izquierda, un poco detrás de ella. Ella apenas se movió ante su cambio de posición.

-¿Qué me vas a hacer?- le extrañaba la actitud del otro, que por lo general el que la había interrogado se había limitado a hacerle preguntas no a permanecer callado.

-Lo que hacemos con todos los que nos resultan… innecesarios- Víctor se aproximó a ella, sacó la pistola, se la colocó en la sien a Julia y…

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