miércoles, 18 de enero de 2012

Rol, parte XCII (por Roberto)

- Sí, me acuerdo de ti – respondió Julia después del primer impacto que le produjo escuchar de nuevo aquella voz - ¿qué es lo quieres y por qué te has llevado a Valeria? – inquirió con tono acerado. Las piernas le temblaban pero intentaba parecer calmada.

Ricardo estaba sentado en la cama, sollozando como un niño, con la cabeza oculta entre sus manos. De pronto la levantó, en su corazón sintió un terrible miedo. Miedo de perder a dos de las personas que más le importaban en la vida, su hija pequeña y a Julia.

- “Te quiero a ti” – respondió la voz con un tono burlón al otro lado de línea – “es un trato justo, la niña por ti” – Julia guardó silencio mientras un frío mortal paseaba a lo largo de su espina dorsal.

Ricardo la miró con atención, Julia había palidecido repentinamente, aspiró una bocanada de aire y se puso de pie, los ojos de Julia se clavaron en él.

- “¿No dices nada?” – Siguió la voz al teléfono – “Quiero que te subas en la balsa, te recogeremos y una hora después soltaremos a la cría” – las instrucciones eran claras, precisas e… inflexibles – Julia tragó saliva al escuchar el endurecido tono de su interlocutor; sintió la boca seca al imaginar lo que podía pasar. Sabía que no podía hacer otra cosa más que lo le decían y la vida de ambas estaba en riesgo, tanto la de Valeria como la suya propia. Julia Wilson cerró los ojos con fuerza y volvió a tragar saliva.
- ¿Qué quieres de mí? – Preguntó – primero quiero que sueltes a Valeria – intentó poner sus condiciones aunque en su interior sabía que sería inútil.

Ricardo entrecerró los ojos, las últimas lágrimas que habían llovido de sus ojos claros se habían perdido en su barba. 

- “Sabes que tú no pones las condiciones” - se burló de nuevo la voz al teléfono – “las cosas se harán como te he dicho o… no volverás a ver a la niña” – terminó la voz con tono sarcástico.
- ¿Cómo se que Valeria está bien? – Julia intentaba pensar, pero la situación la sobrepasaba.
- “Eso no es problema” – le dijo la voz

En ese momento Ricardo no aguantó más y le quitó el teléfono a Julia en un ademán rápido. Julia suspiró preocupada.

- Escúchame bien gili… - empezó Ricardo con enfado.
- “Papi, papi” – un grito ahogado interrumpió su frase. Ricardo enmudeció al escuchar a Valeria – “Por favor papi, ven” – un infantil sollozo quebró la resistencia y el corazón del capitán Montero. 

Ricardo sintió que las piernas le fallaban y lentamente volvió a sentarse en la cama con el teléfono en la mano y la mirada perdida. Las manos comenzaron a sudarle.
- “Papá ¿estás ahí? ¿Me escuchas?” – preguntó la niña en medio de su llanto. Ricardo miró a Julia, un hondo dolor asomó en sus ojos que amenazaban con volver a humedecerse.
- Sí cariño – respondió con la voz a punto de romperse – estoy aquí ¿tú estás bien cielo? – Preguntó – No llores cariño – añadió el capitán con desesperación al notar que Valeria no podía parar de llorar.
- “Suficiente charla por hoy” – la voz irónica volvió a escucharse al otro lado de la línea. El gesto de Ricardo se endureció en un rictus de inmensa furia.
- Si le haces daño a mi hija, no habrá un solo lugar en este inmenso mar en el que puedas esconderte – la voz de Ricardo sonó como un latigazo – Te encontraré y te mataré.
- “¡Vaya capitán! – Se burló la voz – “¡Qué valiente!” – una risilla crispó los nervios de Ricardo – “Julia ya sabe lo que tiene que hacer para que usted no tenga que buscarme en este inmenso mar:” – la risa se hizo más fuerte y Ricardo apretó los puños sobre el teléfono – “hágale caso y su niña no saldrá lastimada” - la línea se cerró y un pesado silencio se hizo en ella. 

Ricardo tiró el teléfono con fuerza y se giró hacia Julia con expresión lastimera, ella corrió hacia él y se refugió en sus brazos mientras el capitán coloraba de nuevo.

Minutos después Ricardo se apartó un poco del caluroso abrazo que lo consolaba y con su pulgar e índice cogió la barbilla de Julia para mirarla directo a los ojos.

- ¿Qué fue lo que ese desgraciado te dijo? – cuestionó con voz suave. Julia se lo explicó pausadamente mientras poco a poco observaba como la expresión de Ricardo iba cambiando de nuevo hasta concluir con un gesto de indescriptible preocupación.
- No te preocupes Ricardo – la voz de Julia era firme – tendrás Valeria contigo de nuevo.
- Pero no puedo ponerte en ese riesgo – le dijo Ricardo abrazándola con fuerza – Tiene que haber otra solución
- No la hay – respondió Julia tajante – fueron muy claros en sus órdenes.
- Yo no recibo órdenes de nadie – dijo Ricardo con voz metálica - y no voy a ponerte en riesgo. – la voz de Ricardo también era firme.

Un suave golpeteo se escuchó en la puerta del camarote, Ricardo soltó a Julia para abrir y en el umbral de la puerta se topó con la sonrisa de Gamboa.

- Me han dicho que Valeria ha desaparecido – comentó el colombiano con ironía. Ricardo lo cogió por la solapa de la camisa y lo zarandeó contra la pared.
- ¿Qué sabes tú de esto? – preguntó con rabia el capitán. 
- En realidad nada – respondió Gamboa con gesto serio – Aunque no me crea capitán, de esto, no se nada. Ricardo lo soltó pero continuó mirándolo fijamente.
- Ernesto, tienen a la niña en el submarino – dijo Julia compungida.
- ¿Y qué quieren a cambio? – Preguntó Gamboa – es evidente que si se la llevaron ha sido para canjearla por algo.
- Me quieren a mí – balbuceó la doctora. Gamboa frunció el ceño. Eso no era bueno, si la organización quería llevarse a Julia no era para bueno, ella les era más útil dentro del Estrella Polar.

Julia explicó a Gamboa lo que le habían dicho, el hombre escuchaba en silencio prestando mucha atención a cada palabra, una vez que Julia terminó de relatar la conversación telefónica Gamboa miró al capitán. En el fondo entendía los sentimientos encontrados que Ricardo tenía.

- No dejan nada al azar, y lo peor es que eso no garantiza la integridad de su hija capitán, no hay seguridad de que vayan a devolver a la niña – comentó Gamboa. Ricardo suspiró, el hombre, desgraciadamente tenía razón.
- Haremos lo que dijeron – dijo Julia – Gamboa la miró, en verdad Julia estaba dispuesta a arriesgar su vida por salvar a la hija del capitán. 
- No hablas en serio – le respondió Ernesto – sabes lo que te puede pasar ¿no? – Julia lo miró suplicante – Julia – dijo impasible Gamboa – te pueden matar y eres consciente de ello.

Ricardo miró a Julia con sobresalto, él no podía permitir que esa gentuza matase a lal mujer que amaba, ni a ella ni a su hija.

- Tiene que haber otra solución – dijo el capitán con fuerza renovada. El que Julia estuviese dispuesta a dar su vida por Valeria, le demostraba lo mucho que ella lo quería y Ricardo lucharía por ella, por las dos. – Usted es profesor de supervivencia ¿no? – preguntó Ricardo con ironía mirando a Gamboa – pues ahora es cuando hacen falta sus conocimientos. – Gamboa sonrió con una mueca.
- Es arriesgado capitán, muy arriesgado – respondió Gamboa enfatizando la frase - ¿está dispuesto a poner en inminente peligro la vida de su tripulación en un intento de salvamento? – preguntó de manera directa y con frialdad. Ricardo guardó silencio.

- ¿Por qué no nos hace esa preguntas a nosotros? – la voz de Palomares resonó tras ellos. Gamboa no había cerrado la puerta y Palomares junto con Piti habían escuchado toda la conversación.
- Somos nosotros los que tenemos que decidir eso – comentó Piti – Y por Valeria haremos lo que sea necesario – añadió con seguridad mientras Palomares asentía con la cabeza.
- Chicos, yo os lo agradezco pero… - empezó Ricardo
- ¿Tenemos un plan? – preguntó Piti sin hacer caso a su capitán.
- Porque si no tenemos uno, tenemos que hacerlo – continuó Palomares la frase de Piti.
- No – refutó Julia – no se va a arriesgar la vida de nadie innecesariamente,
- Tenemos un plan – dijo Gamboa mirando a los chicos – capitán es probable que sea la única manera de salvar tanto a Valeria como a Julia – añadió Gamboa.
- Lo escuchamos – dijeron al unísono Piti y Palomares ante la mirada de Ricardo y de la doctora que no sabían que más decir.
- Será mejor reunir a todos en el puente de mando - dijo Gamboa.
- No termina de gustarme esto - comentó Ricardo - no me fío de ti y lo sabes
- En esta ocasión no tiene otra alternativa capitán - respondió Gamboa con un brillo desafiante en la mirada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario