sábado, 21 de enero de 2012

Fotos de Irene Montalà en la Revista EstarVITAL





Rol, parte XCIV (por Noemí)

-¿Que quieres?- respondió con tono tanjante Julia
-Tranquila.. ya te dije que te quería a ti- pronunció desde el otro lado de la linea una voz varonil.
-Vale, trato hecho, pero la niña primero.. yo no pienso subirme en una balsa y que después de una hora la entregueis.. o las dos a la vez.. o ..- Julia no supo como continuar. Solo espero que hubiera sido lo suficiente dura con ''él'' para que cediera un poco.
La voz quedó unos segundos sin emitir sonido, hasta que al fin respondió.
-Está bien.. pero será las dos a la vez, dentro de media hora, y más te vale cumplir las normas, si no ya sabes lo que pasara, ¿no Julia?
-Si..-aceptó apretando el teléfono y contiendo toda su rabia.

Ricardo apareció por el marco de la puerta, sin hacer ruido y observó a Julia, sin esta darse cuenta.
-No sabes las ganas que tengo de volver a verte..-añadio la voz varonil
Julia pensó un instante la respuesta.
-¿Porque a mi ? Si sabes de sobra que soy una pieza esencial en el Estrella.. y que si no estuviera aqui.. bueno ya sabes lo que pasaria.. quien se va a quedar ¿Gamboa solo?..-preguntó Julia, temiendose la respuesta.
-Julia.. las cosas han cambiado.. y mucho, y lo sabes.. y supongo que serás lo suficientemente inteligente para saber lo que te va a pasar aqui ¿no?.
El tono de la voz habia cambiado.
-Sí- afirmó la doctora.
-Media hora..- la linea del telefono volvio a cortarse.
Julia se echó en la cama, sin percatarse de la presencia de Ricardo. Puso las manos en su rostro y resopló. No estaba nada convenciada del plan de Gamboa, y menos aun, de que se cumpliera, tal y como lo habia explicado.
-¿Quien era?
La grave voz de Ricardo sobresaltó a Julia, lo que hizo que se diera desafortunadamente con el estante de encima de la cama. Ricardo no pudo evitar reirse.
-¿Le hace gracia capitán?- dijo Julia algo divertida con una mano en la zona golpeada.
-N..n..n..NOOOOO!!- Ricardo solto una enorme carcajada. Sabía que era la única persona que, hasta en los momentos duros como este, podría lograr sacarle semejante sonrisa.
Por lo menos Julia, le habia hecho olvidar la pregunta a Ricardo.
-Pues a ver ahora.. como os las ingeniais sin la doctora del Estrella.-pronunció la seductora voz de Julia incorporandose de la cama, y avanzando un paso hacia Ricardo.
-Encontraremos otra solución, para algo soy el -señalo su gorra- ca-pi-tán.
-Ah.. pues vaya capitán, ¿usted no tendría que estar en cubierta?.- avanzó un paso más.
-Si.. pero venia a por..- ricardo se quedo pensando- ¿armas?..
-Ah... ya..- respondio la doctora con su tono particular de humor.
Ricardo dirigió sus labios hacia los de ella. Si algo salia mal, sería la última vez que los juntara, pero para su sorpresa, ella los apartó.
-Tss !! , yo no soy ningún arma, vamos para cubierta, dentro de media hora vienen, hay que estar bien preparados- pronunció Julia volviendo al mundo real y cambiando el tono de voz.
-Vale..-respondio ricardo como un niño pequeño cuando su mama le manda a comprar.
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19:20
Quedaban tan solo diez minutos, para que hicieran su aparición Valeria y quien le acompañara en la balsa. Los chicos estaban en cubierta preparados para la emboscada. Primero, hablaria el capitán junto con Julia, para intentar convencerlos de que subieran a Valeria. Lo segundo, si subian a valeria primero, Julia y ella se meterian corriendo y quedarian en cubierta los chavales e intentarian que las lanchas y los hombres del Proyecto no subieran al barco y se fueran. Si no accedian a subir a Valeria, Ricardo y Julia descenderian a la vez, y cogerian a Valeria y la subirian, después, ellos dos tenian que correr el riesgo, ahi abajo, por eso llevaban los únicos chalecos anti-balas que habia a bordo.
-Marineros, por favor, pensar con la cabeza, y si hiciera falta disparar, no dispareis a lo loco, recordad, vuestra salud es lo importante - dijo el capitán abrochandole a Julia el chaleco.
Los chicos se pusieron ya en sus posiciones.
-Julia - el capitán cogió delicadamente su mano y le miró intensamente a los ojos- todo va a salir bien..¿verdad?- Ricardo con esa pregunta le mostró su lado más sensible.
-Si.. cariño. Ambos se fundieron en un largo e intenso abrazo al que pusieron fin con un interminable y caluroso beso.
De La Cuadra, como de costumbre, interrumpió.
-Ricardo.. hay un par de puntos en el radar.. están a 2 o 3 millas, han aparecido de la nada.. he estado mirando fijamente, no sé como leches lo habran hecho.. pero se acercan..- pronunció el primer oficial nervioso.
-Julian, metete y no salgas pase lo que pase, cuida de Valeria y de Julia, mientras yo.. este aquí fuera ¿vale?- los ojos azules del capitán volvieron a expulsar un par de lagrimones, mientras abrazaba a su mejor amigo.
-A la orden capitán - dijo Julian acompañandole con el típico gesto.
Ya era la hora. Nada debia de fallar. Gamboa estaba en la proa del Barco, mirando al horizonte, con una medio sonrisa. Presentía que algo iba a pasar.
Julia y Ricardo se terminaron de revisar los chalecos y se adelantaron hasta la barandilla.
-Esto de ponerte en peligro.. no me hace ni pizca de gracia..podriamos haber hecho otra cosa..
-No pienses en eso.. ahora concéntrate, lo hecho, hecho está.
-gshghs, Ricardo esto es muy raro, vuelan sobre el mar, están a menos de 900 metros.. suerte amigo gsrhgs-
Estas fueron las últimas palabras que sonaron en el Estrella, antes de que Julia y Ricardo, observaran las siluetas de varias lanchas en direccion al Estrella Polar.

Rol, parte XCIII (por Marta)

12:45
Los tripulantes empezaban a entrar al puente de mando.
Julia miró a Ricardo, ella mejor que nadie sabía lo que estaba pansando en esos momentos por su mente. Le apretó la mano cariñosamente. Él la miró y le sonrió agradecido.
Al otro lado del puente de mando, Gamboa los observaba con mirada burlona. Julia desvió su atención hasta él, seria.
Cuando llegó el resto de la tripulación, Gamboa explicó el gran plan…

15:30
-¡UNO! Según Sun Tzu el arte de la guerra se basa en el engaño… ¡DOS!… en no fiarse del adversario… ¡TRES!... ¡en no dejar pasar una oportunidad!
Gamboa estaba, bajo la atenta mirada del capitán, enseñando a los alumnos cómo luchar, cómo defenderse, cómo plantarlos cara, preparándolos contra lo que estaba por llegar.
Aunque le costaba aceptarlo, sabía que Julia tenía razón, ellos ya no eran nada para el Proyecto.

15:45
Ricardo de dirigía a la enfermería. Julia estaba preparando algunas cosas por si había heridos.
Si no fuera por Julia, no estaría así, sabiendo que a su hija la tenían secuestrada esos cabrones. Ella lo mantenía en pie, era su razón para sonreír cada mañana, para no derrumbarse, para ser el capitán y no tirar la toalla, para mantener con vida a la tripulación, para encontrar tierra, para poder seguir viviendo. Y para ello la protegería con su vida si fuese necesario.
Llamó antes de entrar.
-Adelante-respondió la voz de la doctora desde dentro.
El capitán entró, cerrando la puerta tras de sí. Julia se dio la vuelta y le sonrió al ver que era él. Se acercó hasta quedar enfrente suyo, mirándolo a los ojos.
-Tranquilo-susurró alzando su mano y acariciándole la cara para calmarlo.
Ricardo suspiró y la abrazó, escondiendo su cara entre el pelo de Julia.
-Gracias-dijo él.
Julia se separó lo suficiente para poder juntar sus labios con los de la persona más importante para ella, autoconvenciéndose de que todo lo que estaban haciéndose era lo correcto.
-Ghhgrghr… Ricardo gerhgegr-la voz del primer oficial se escuchó a través del walkie talkie-Te necesito en cubierta.
Ricardo y Julia se separaron, el capitán cogió el walkie y respondió y besó a Julia antes de irse.

19:00
Ricardo miró a Julián, buscando apoyo. El segundo oficial le dio un apretón en el hombro y asintió. Desviaron la vista a través de las ventanas del puente de mando que daban a cubierta, donde ya todos los chavales estaban preparados para lo que pasara.
El capitán salió con paso decidido. Toda la cubierta estaba rodeada de tablas de madera y de otras cosas que habían encontrado, para protegerse de los disparos de los del Proyecto. Cada pocos metros dejaban un hueco vacío para poder defenderse.
Ricardo observó agradecido el entusiasmo que ponían todos los tripulantes en ganar esta batalla y rescatar a la pequeña Valeria y a Burbuja. Eran como una gran familia.
El teléfono de larga distancia empezó a sonar...

miércoles, 18 de enero de 2012

Rol, parte XCII (por Roberto)

- Sí, me acuerdo de ti – respondió Julia después del primer impacto que le produjo escuchar de nuevo aquella voz - ¿qué es lo quieres y por qué te has llevado a Valeria? – inquirió con tono acerado. Las piernas le temblaban pero intentaba parecer calmada.

Ricardo estaba sentado en la cama, sollozando como un niño, con la cabeza oculta entre sus manos. De pronto la levantó, en su corazón sintió un terrible miedo. Miedo de perder a dos de las personas que más le importaban en la vida, su hija pequeña y a Julia.

- “Te quiero a ti” – respondió la voz con un tono burlón al otro lado de línea – “es un trato justo, la niña por ti” – Julia guardó silencio mientras un frío mortal paseaba a lo largo de su espina dorsal.

Ricardo la miró con atención, Julia había palidecido repentinamente, aspiró una bocanada de aire y se puso de pie, los ojos de Julia se clavaron en él.

- “¿No dices nada?” – Siguió la voz al teléfono – “Quiero que te subas en la balsa, te recogeremos y una hora después soltaremos a la cría” – las instrucciones eran claras, precisas e… inflexibles – Julia tragó saliva al escuchar el endurecido tono de su interlocutor; sintió la boca seca al imaginar lo que podía pasar. Sabía que no podía hacer otra cosa más que lo le decían y la vida de ambas estaba en riesgo, tanto la de Valeria como la suya propia. Julia Wilson cerró los ojos con fuerza y volvió a tragar saliva.
- ¿Qué quieres de mí? – Preguntó – primero quiero que sueltes a Valeria – intentó poner sus condiciones aunque en su interior sabía que sería inútil.

Ricardo entrecerró los ojos, las últimas lágrimas que habían llovido de sus ojos claros se habían perdido en su barba. 

- “Sabes que tú no pones las condiciones” - se burló de nuevo la voz al teléfono – “las cosas se harán como te he dicho o… no volverás a ver a la niña” – terminó la voz con tono sarcástico.
- ¿Cómo se que Valeria está bien? – Julia intentaba pensar, pero la situación la sobrepasaba.
- “Eso no es problema” – le dijo la voz

En ese momento Ricardo no aguantó más y le quitó el teléfono a Julia en un ademán rápido. Julia suspiró preocupada.

- Escúchame bien gili… - empezó Ricardo con enfado.
- “Papi, papi” – un grito ahogado interrumpió su frase. Ricardo enmudeció al escuchar a Valeria – “Por favor papi, ven” – un infantil sollozo quebró la resistencia y el corazón del capitán Montero. 

Ricardo sintió que las piernas le fallaban y lentamente volvió a sentarse en la cama con el teléfono en la mano y la mirada perdida. Las manos comenzaron a sudarle.
- “Papá ¿estás ahí? ¿Me escuchas?” – preguntó la niña en medio de su llanto. Ricardo miró a Julia, un hondo dolor asomó en sus ojos que amenazaban con volver a humedecerse.
- Sí cariño – respondió con la voz a punto de romperse – estoy aquí ¿tú estás bien cielo? – Preguntó – No llores cariño – añadió el capitán con desesperación al notar que Valeria no podía parar de llorar.
- “Suficiente charla por hoy” – la voz irónica volvió a escucharse al otro lado de la línea. El gesto de Ricardo se endureció en un rictus de inmensa furia.
- Si le haces daño a mi hija, no habrá un solo lugar en este inmenso mar en el que puedas esconderte – la voz de Ricardo sonó como un latigazo – Te encontraré y te mataré.
- “¡Vaya capitán! – Se burló la voz – “¡Qué valiente!” – una risilla crispó los nervios de Ricardo – “Julia ya sabe lo que tiene que hacer para que usted no tenga que buscarme en este inmenso mar:” – la risa se hizo más fuerte y Ricardo apretó los puños sobre el teléfono – “hágale caso y su niña no saldrá lastimada” - la línea se cerró y un pesado silencio se hizo en ella. 

Ricardo tiró el teléfono con fuerza y se giró hacia Julia con expresión lastimera, ella corrió hacia él y se refugió en sus brazos mientras el capitán coloraba de nuevo.

Minutos después Ricardo se apartó un poco del caluroso abrazo que lo consolaba y con su pulgar e índice cogió la barbilla de Julia para mirarla directo a los ojos.

- ¿Qué fue lo que ese desgraciado te dijo? – cuestionó con voz suave. Julia se lo explicó pausadamente mientras poco a poco observaba como la expresión de Ricardo iba cambiando de nuevo hasta concluir con un gesto de indescriptible preocupación.
- No te preocupes Ricardo – la voz de Julia era firme – tendrás Valeria contigo de nuevo.
- Pero no puedo ponerte en ese riesgo – le dijo Ricardo abrazándola con fuerza – Tiene que haber otra solución
- No la hay – respondió Julia tajante – fueron muy claros en sus órdenes.
- Yo no recibo órdenes de nadie – dijo Ricardo con voz metálica - y no voy a ponerte en riesgo. – la voz de Ricardo también era firme.

Un suave golpeteo se escuchó en la puerta del camarote, Ricardo soltó a Julia para abrir y en el umbral de la puerta se topó con la sonrisa de Gamboa.

- Me han dicho que Valeria ha desaparecido – comentó el colombiano con ironía. Ricardo lo cogió por la solapa de la camisa y lo zarandeó contra la pared.
- ¿Qué sabes tú de esto? – preguntó con rabia el capitán. 
- En realidad nada – respondió Gamboa con gesto serio – Aunque no me crea capitán, de esto, no se nada. Ricardo lo soltó pero continuó mirándolo fijamente.
- Ernesto, tienen a la niña en el submarino – dijo Julia compungida.
- ¿Y qué quieren a cambio? – Preguntó Gamboa – es evidente que si se la llevaron ha sido para canjearla por algo.
- Me quieren a mí – balbuceó la doctora. Gamboa frunció el ceño. Eso no era bueno, si la organización quería llevarse a Julia no era para bueno, ella les era más útil dentro del Estrella Polar.

Julia explicó a Gamboa lo que le habían dicho, el hombre escuchaba en silencio prestando mucha atención a cada palabra, una vez que Julia terminó de relatar la conversación telefónica Gamboa miró al capitán. En el fondo entendía los sentimientos encontrados que Ricardo tenía.

- No dejan nada al azar, y lo peor es que eso no garantiza la integridad de su hija capitán, no hay seguridad de que vayan a devolver a la niña – comentó Gamboa. Ricardo suspiró, el hombre, desgraciadamente tenía razón.
- Haremos lo que dijeron – dijo Julia – Gamboa la miró, en verdad Julia estaba dispuesta a arriesgar su vida por salvar a la hija del capitán. 
- No hablas en serio – le respondió Ernesto – sabes lo que te puede pasar ¿no? – Julia lo miró suplicante – Julia – dijo impasible Gamboa – te pueden matar y eres consciente de ello.

Ricardo miró a Julia con sobresalto, él no podía permitir que esa gentuza matase a lal mujer que amaba, ni a ella ni a su hija.

- Tiene que haber otra solución – dijo el capitán con fuerza renovada. El que Julia estuviese dispuesta a dar su vida por Valeria, le demostraba lo mucho que ella lo quería y Ricardo lucharía por ella, por las dos. – Usted es profesor de supervivencia ¿no? – preguntó Ricardo con ironía mirando a Gamboa – pues ahora es cuando hacen falta sus conocimientos. – Gamboa sonrió con una mueca.
- Es arriesgado capitán, muy arriesgado – respondió Gamboa enfatizando la frase - ¿está dispuesto a poner en inminente peligro la vida de su tripulación en un intento de salvamento? – preguntó de manera directa y con frialdad. Ricardo guardó silencio.

- ¿Por qué no nos hace esa preguntas a nosotros? – la voz de Palomares resonó tras ellos. Gamboa no había cerrado la puerta y Palomares junto con Piti habían escuchado toda la conversación.
- Somos nosotros los que tenemos que decidir eso – comentó Piti – Y por Valeria haremos lo que sea necesario – añadió con seguridad mientras Palomares asentía con la cabeza.
- Chicos, yo os lo agradezco pero… - empezó Ricardo
- ¿Tenemos un plan? – preguntó Piti sin hacer caso a su capitán.
- Porque si no tenemos uno, tenemos que hacerlo – continuó Palomares la frase de Piti.
- No – refutó Julia – no se va a arriesgar la vida de nadie innecesariamente,
- Tenemos un plan – dijo Gamboa mirando a los chicos – capitán es probable que sea la única manera de salvar tanto a Valeria como a Julia – añadió Gamboa.
- Lo escuchamos – dijeron al unísono Piti y Palomares ante la mirada de Ricardo y de la doctora que no sabían que más decir.
- Será mejor reunir a todos en el puente de mando - dijo Gamboa.
- No termina de gustarme esto - comentó Ricardo - no me fío de ti y lo sabes
- En esta ocasión no tiene otra alternativa capitán - respondió Gamboa con un brillo desafiante en la mirada.

miércoles, 11 de enero de 2012

Rol, parte XCI (por Miriam)

Despues de una intensa busqueda de Julia y Ricardo por el Estrella Polar, no 
encontraron a Valeria, y para colmo, nadie sabia nada de ella. A Ricardo le entró 
un ataque de desesperación. Era su hija pequeña, y había desaparecido en el fin
del mundo, era una de las peores cosas que el podian pasar en ese momento. 

Julia, al ver cómo a Ricardo le empezaban a resvalar lágrimas por sus mejillas, sintió 
muchisima pena. Le hizo sentarse en la cama, y le abrazó. El capitan siguió llorando, 
cada vez más fuerte, pero en el fondo, había algo que le hacia estar feliz. Y ese algo 
era Julia, que en un momento difícil le estaba abrazando y haciéndole compañía.

Ricardo, no te preocupes, la encontraremos – Dijo Julia, mientras cojia suavemente 
al capitan poniendo las manos en su delicada barba. 

En ese momento, sonó el teléfono. Los dos se quedaron parados. Julia miró a Ricardo, 
y éste le devolvió la misma mirada de asustado. Al fin, Ricardo tuvo el valor de levantarse, 
secarse las lágrimas, y coger el telefono

Estrella polar, ¿quien es? – Dijo Ricardo, temblando.

Capitán? 

Que quiere? Quien es usted? – Dijo el capitan.

Quiero que hagamos un trato. Tengo a su hija aqui, con nosotros. 

Hijo de puta, devuelveme a mi hija. No le hagais nada! DONDE COÑO LA TENEIS? – 
Ricardo empezó a perder los nervios, y Julia hizo que se calmara un poco dandole la 
mano y acariciandole. El capitan miró a Julia, y ésta le sonrió.

-Te la devolvere, no te preocupes, pero a cambio quiero algo. Mas bien, alguien

Ricardo se temía lo peor, y se puso todavía mas y mas nervioso.

Quiero que me deis a Julia.

En ese momento, el mundo se detuvo. El corazón del capitan empezo a latir mas 
rapido de lo normal, su pulso se aceleró. Le empezó a temblar todo el cuerpo, de
tal manera que hizo que el telefono cayera al suelo. Julia, alucinada despues de ver 
a ricardo, cogió rapidamente el telefono, y antes de decir nada, ayudo a sentarse a 
el capitan, y le dijo que se calmara. Entonces Julia se puso el telefono en la oreja.

Si? – Dijo la doctora

Hola Julia, me reconoces? 

sábado, 7 de enero de 2012

Rol, parte XC (por Nago)

En el camarote del capitán y ajenos a lo que acababa de ocurrir tan cerca suyo, seguían durmiendo plácidamente, abrazados y con unas sonrisas tan profundas que incluso se diría que iluminaban la habitación, Ricardo y Julia, a los que las primeras luces del amanecer les deparaban una sorpresa que de seguro les resultaría tan desagradable como inesperada.

En el resto de camarotes, se respiraba la misma paz y tranquilidad, todos necesitaban descansar después de haber disfrutado plenamente de la fiesta, sin duda, el día elegido para recordarles al capitán Montero y a Julia su existencia, había resultado el ideal.

Al despuntar las primeras luces del Alba, volvió la vida a los diferentes camarotes del Estrella, se notaba que había sido una noche diferente, les costaba dejar las sabanas más que de costumbre.

Era una situación especialmente evidente en el camarote del Capitán en el que éste y Julia tras despertarse, se encontraban inmersos en su mundo de caricias y besos, cada vez más apasionados, y todavía no se habían dado cuenta de la ausencia de Valeria.

Toc,Toc-llamó alguien a la puerta del camarote haciéndoles regresar al mundo real.

Adelante-Contestó Ricardo, todavía con dificultad para separarse de Julia.

Buenos días parecen no?-dijo Julián,enrojeciendo a la pareja.

Venía para decirte que Ulises y yo hemos estado ya en el puente de mando haciendo las revisiones necesarias y no ha habido incidencias nocturnas-decía Julián sin saber lo erróneas que eran sus palabras.

Qué tal está Ulises, hay algún avance? – Preguntó Ricardo con mucho interés, sabía lo preocupado que estaba su amigo con la amnesia de Ulises.

No, la verdad es que todo sigue igual, pero poco a poco recordará, de eso me encargo yo-Contestó Julián resignado y triste por los últimos acontecimientos ocurridos a sus seres más queridos, Ulises y Salomé.

Se despidieron y Julián salió del camarote.

Voy a despertar a Valeria y mientras jugáis un rato en la cama, me ducho- dijo Ricardo con gran felicidad, le encantaba ver lo mucho que Valeria quería a Julia.

Perfecto-dijo Julia terminando de desperezarse para disfrutar de la risueña carita de Valeria al despertarse.

En ese momento, Ricardo pegó un grito sobresaltando a Julia.

Qué pasa?-Preguntó Julia con cara de susto.

Valeria no está en su cama-Contestó Ricardo clavando su mirada en la de Julia mientras le recorría un escalofrío por todo el cuerpo–Sabía que ambos estaban temiendo lo peor tras la desaparición de Salomé…